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La incidencia acumulada se ha duplicado la última semana en la Comunidad de Madrid, acelerando la tendencia al alza de las últimas semanas, con 31 muertos semanales por COVID-19, el doble que hace 5 semanas. La transmisión comunitaria de la variante omicron, más contagiosa, que podría hacerse predominante en las próximas semanas, la saturación de la atención primaria, y la debilidad de salud pública, con las navidades a la vuelta de la esquina, nos colocan en una situación de alto riesgo, que podría tener consecuencias desastrosas si no se intensifican las medidas no farmacológicas para contener esta ola.

En vista de lo anteriormente descrito, desde la Asociación Madrileña de Salud Pública apelamos a las autoridades políticas de la Comunidad de Madrid, y también del Gobierno de España, a que pongan los medios necesarios para contener la pandemia por COVID-19. Las acciones contra la epidemia en la fase actual tienen que descansar en tres medidas básicas:

— La vacunación a aquellos sectores que no se han vacunado aún, sobre todo en edades entre 20 y 50 años; la vacunación infantil a niños entre 5 y 11 años y la administración de dosis de refuerzo a los mayores de 50 años. Todo esto ayudará, será una condición necesaria, pero nunca suficiente por tres motivos: la vacunación reduce a la mitad, pero no elimina la transmisión del virus; aunque la vacunación protege frente a la enfermedad grave y la muerte, esta protección no es absoluta, algunas personas vacunadas que se infecten también ingresarán en el hospital o en las ucis o fallecerán, y, por último, según un estudio preliminar efectuado en el Reino Unido (https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.12.14.21267615v1), parece que, a partir de la semana 15 después de las segundas dosis, la vacuna de AstraZeneca no previene de ningún modo la infección con síntomas producida por la variante ómicron de la COVID-19 mientras que la de Pfizer-BioNTech solo la previene alrededor de un 35%. Una dosis de refuerzo sí parece tener una eficacia vacunal importante para prevenir la infección con síntomas con esta variante, pero es del 70%, inferior a la protección del 95% que se encontró frente al virus original, y claramente insuficiente para conferir una protección suficientemente importante. Hay que vacunar, sí, pero nunca puede ser la única medida. Confiar todo a ello, a los pasaportes correspondientes, a las pruebas de antígeno previas a las reuniones navideñas y a la responsabilidad individual es un error.

— Es preciso que se pongan en marcha medidas no farmacológicas de reducción de las interacciones sociales, como bien señala Andrea Ammon, la directora del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (https://www.ecdc.europa.eu/en/news-events/ecdcpublishes-new-risk-assessment-further-emergence-omicron-variant): uso adecuado de las mascarillas, teletrabajo, impedir las aglomeraciones en espacios públicos, reducir las aglomeraciones en el transporte público, permanecer en casa si se tienen síntomas, ventilación adecuada en espacios cerrados, higiene de manos y etiqueta respiratoria. En esta línea, y con la perspectiva de contagios imparables por la ya presente variante ómicron, hay que volver a medidas restrictivas como las de las navidades pasadas: cuarentena para todos los contactos estrechos, reducción de aforos, desaconsejar las celebraciones de empresa y los eventos masivos en interiores y reducir las celebraciones familiares lo más posible (limitado a convivientes o a un grupo burbuja lo más reducido posible).  Y, en el caso cada vez más inminente, de alcanzar el riesgo muy alto (incidencia a 14 días superior a 500, ocupación hospitalaria mayor 15% o de UCI superior a 25%), no debe dudarse en incluir el cierre del ocio nocturno y de los espacios interiores de la hostelería, tal como se propuso en la última reunión de la ponencia de alertas y planes de preparación y respuesta del Consejo Interterritorial del SNS. En caso contrario, repetiremos lo que vivimos en la tercera ola justo después de las navidades del año pasado. Las autoridades políticas tienen la responsabilidad de tomar medidas para preservar la salud de los ciudadanos, aunque sean medidas impopulares.

— La tercera medida, no por ello la menos importante, es el refuerzo, tantas veces reclamado y nunca atendido de verdad, de la atención primaria como primer muro de contención de la epidemia y de la salud pública, completamente insuficiente para poder confirmar los casos sospechosos (incluidos los de los autodiagnósticos), identificar los contactos, controlar adecuadamente los aislamientos de los casos y la cuarentena de los contactos estrechos. El rastreo es completamente insuficiente, y no hay medios para garantizar los aislamientos y las cuarentenas. Hay que volver a habilitar hoteles para su implementación y los servicios sociales tienen que intervenir para garantizar que los afectados que tienen que aislarse o ponerse en cuarentena no salgan perjudicados económicamente. También es importante el refuerzo de la atención hospitalaria, ante la avalancha de casos que se avecina, pero nunca se puede olvidar la atención primaria ni la salud pública. No por mucho repetirlo deja de tener la importancia que tiene. De nuevo, las autoridades tienen una gran responsabilidad para poner en marcha estos refuerzos.

Madrid, 20 de diciembre 2021

Posicionamiento AMaSaP Sexta Ola